Sabiendo que este fin de semana de fiestas era difícil que hiciera la tirada larga el fin de semana, la hice el jueves tarde, mientras Kate Ryan probaba sonido para su concierto, bueno las sensaciones van mejorando poco a poco. El caso es que este fin de semana noctambulo me ha hecho recordar un relato corto de Guy de Maupassant titulado "La Noche", del cual este es el principio.
“Amo la noche con pasión, como uno ama a su país o a su amante, con un amor instintivo, profundo, invencible. La amo con todos mis sentidos, con mis ojos que la ven, con mi olfato que la respira, con mis oidos, que escuchan su silencio, con toda mi carne que las tinieblas acarician. Las alondras cantan al sol, en el aire azul, en el aire caliente, en el aire ligero de la mañana clara. El buho huye en la noche, sombra negra que atraviesa el espacio negro, y alegre, embriagado por la negra inmensidad, lanza su grito vibrante y siniestro.
El día me cansa y me aburre. Es brutal y ruidoso. Me levanto con esfuerzo, me visto con desidia y salgo con pesar, y cada paso, cada movimiento, cada gesto, cada palabra, cada pensamiento me fatiga como si levantara una enorme carga.
Pero cuando el sol desciende, una confusa alegría invade todo mi cuerpo. Me despierto, me animo. A medida que crece la sombra me siento distinto, mas joven, más fuerte, mas activo, mas feliz. La veo espesarse, dulce sombra caida del cielo: ahoga la ciudad como una ola inaprensible e impenetrable, oculta, borra, destruye los colores, las formas; oprime las casas, los seres, los monumentos, con sus tacto imperceptible.
Entonces tengo ganas de gritar de placer como las lechuzas, de correr por los tejados como los gatos, y un impetuoso deseo de amar se enciende en mis venas.”
Yo también amo la noche, a pesar de que he sido mucho mas noctámbulo de lo que soy. No voy a comentar cuando durante las vacaciones estaba una semana prácticamente sin ver el sol, lo veía porque era verano y amanecía pronto y anochecía tarde, que si no.... O de cuando todos los años, en fiesta de San Mateo, me pasaba los 12 días que duraban de juerga nocturna. Dios que duro era luego cambiar los horarios y volver a la vida normal.
Pero es que siempre he tenido problemas para dormir, porque me pasa exactamente lo que describe el texto. Un día normal, me lo paso medio dormido, cansado, pensando: “esta noche cuando pille la cama...”. Pero a eso de las 8 de la tarde me empiezo a despertar y a sentir cada vez mas activo, y ya no consigo dormirme hasta la madrugada, y al día siguiente suena el despertador temprano, y otra vez lo mismo.... De vez en cuando un día duermo bien por puro agotamiento y empieza el ciclo de nuevo.
Esto no sería gran problema si no tuviera que ir a trabajar, la etapa de la universidad y la posterior hasta encontrar trabajo fue muy buena. A la facultad iba al turno de por la tarde con lo cual mi hora de entrar a clase, era las 16 (que luego en realidad era la hora de empezar a jugar a las cartas, pero bueno eso es otro tema), con lo que podía dormir hasta las 12 tranquilamente. Y recuerdo pasarme las madrugadas viendo muy buenas pelis en cineclub de la 2, en V.O.S. O luego escuchando, en Onda Cero, de 23 a 1 “Ya te digo” de Alfonso Arus, y luego de 1 a 4 “Polvo de estrellas” de Carlos Pumares.
La verdad que echo de menos aprovechar más las noches que no duermo, porque ahora como tengo que madrugar, y se que si no duermo estoy hecho una mierda, pues esas horas, en lugar de hacer algo, me las paso dando vueltas en la cama intentando dormir y estresándome porque no lo consigo. Vamos un tiempo muy aprovechado....
“Amo la noche con pasión, como uno ama a su país o a su amante, con un amor instintivo, profundo, invencible. La amo con todos mis sentidos, con mis ojos que la ven, con mi olfato que la respira, con mis oidos, que escuchan su silencio, con toda mi carne que las tinieblas acarician. Las alondras cantan al sol, en el aire azul, en el aire caliente, en el aire ligero de la mañana clara. El buho huye en la noche, sombra negra que atraviesa el espacio negro, y alegre, embriagado por la negra inmensidad, lanza su grito vibrante y siniestro.
El día me cansa y me aburre. Es brutal y ruidoso. Me levanto con esfuerzo, me visto con desidia y salgo con pesar, y cada paso, cada movimiento, cada gesto, cada palabra, cada pensamiento me fatiga como si levantara una enorme carga.
Pero cuando el sol desciende, una confusa alegría invade todo mi cuerpo. Me despierto, me animo. A medida que crece la sombra me siento distinto, mas joven, más fuerte, mas activo, mas feliz. La veo espesarse, dulce sombra caida del cielo: ahoga la ciudad como una ola inaprensible e impenetrable, oculta, borra, destruye los colores, las formas; oprime las casas, los seres, los monumentos, con sus tacto imperceptible.
Entonces tengo ganas de gritar de placer como las lechuzas, de correr por los tejados como los gatos, y un impetuoso deseo de amar se enciende en mis venas.”
Yo también amo la noche, a pesar de que he sido mucho mas noctámbulo de lo que soy. No voy a comentar cuando durante las vacaciones estaba una semana prácticamente sin ver el sol, lo veía porque era verano y amanecía pronto y anochecía tarde, que si no.... O de cuando todos los años, en fiesta de San Mateo, me pasaba los 12 días que duraban de juerga nocturna. Dios que duro era luego cambiar los horarios y volver a la vida normal.
Pero es que siempre he tenido problemas para dormir, porque me pasa exactamente lo que describe el texto. Un día normal, me lo paso medio dormido, cansado, pensando: “esta noche cuando pille la cama...”. Pero a eso de las 8 de la tarde me empiezo a despertar y a sentir cada vez mas activo, y ya no consigo dormirme hasta la madrugada, y al día siguiente suena el despertador temprano, y otra vez lo mismo.... De vez en cuando un día duermo bien por puro agotamiento y empieza el ciclo de nuevo.
Esto no sería gran problema si no tuviera que ir a trabajar, la etapa de la universidad y la posterior hasta encontrar trabajo fue muy buena. A la facultad iba al turno de por la tarde con lo cual mi hora de entrar a clase, era las 16 (que luego en realidad era la hora de empezar a jugar a las cartas, pero bueno eso es otro tema), con lo que podía dormir hasta las 12 tranquilamente. Y recuerdo pasarme las madrugadas viendo muy buenas pelis en cineclub de la 2, en V.O.S. O luego escuchando, en Onda Cero, de 23 a 1 “Ya te digo” de Alfonso Arus, y luego de 1 a 4 “Polvo de estrellas” de Carlos Pumares.
La verdad que echo de menos aprovechar más las noches que no duermo, porque ahora como tengo que madrugar, y se que si no duermo estoy hecho una mierda, pues esas horas, en lugar de hacer algo, me las paso dando vueltas en la cama intentando dormir y estresándome porque no lo consigo. Vamos un tiempo muy aprovechado....
Desde que leí "El horla", a Mauppasant lo veo de todo punto inquietante. Tendré que releerlo. El texto que transcribes me lo recuerda.
ResponderEliminarSaludos
Jaal
A mi no se que tienen los autores del XIX que me atraen, Maupassant, Hoffman, Poe, ...
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