Bilbao-Bilbao

Como ya había dicho ya hoy tocaba tirada larga con carrera en medio. La carrera era la Bilbao-Bilbao, que une el polideportivo de San Ignacio, con el de Zorroza. Así que salí de casa como una hora antes de la salida, y me puse a correr. Había buena temperatura, pero también un vendaval de aire de la leche. Pasé cerca de la salida y seguí hasta el puente del Rontegui y di la vuelta para llegar a la salida cinco minutos antes de la misma.

Al llegar, y para no parar, me quede en la parte de atrás de la gente, corriendo por la calle perpendicular a la salida adelante y atrás. Cuando dieron la salida le di al lap, llevaba 11,5 kms en las piernas. Con eso conseguí no parar, pero me situó atrás del todo con lo que tuve que ir esquivando gente hasta encontrar sitio para correr más o menos en el kilómetro 1. Aquí el viento hizo que el dorsal se me soltase de un imperdible y me lo quite para no perderlo, llevándolo en la mano y enseñándolo en meta.

Seguidamente afrontamos un tramo de viento en contra, todavía se iba agrupado lo cual, seguramente, lo hizo más llevadero aunque seguía haciéndose muy duro. Después subida al puente Euskalduna la cual me costo menos de lo que pensaba y bajada hacia Olabeaga. Aquí, en el km 4, poco a poco voy incrementando el ritmo, claro que en teoría llevaba el viento a favor (¿por qué el viento a favor nunca se nota como el de en contra?), pero iba pasando gente.

Llegamos a Zorroza y una vueltecilla por los polígonos, todo muy guapo y animado (ironía), y sigo recuperando posiciones, para finalmente dirigirnos al polideportivo y terminar en la pista de atletismo, con un tiempo de 41:38, pero según mi garmin le faltaban 200 metros a la carrera, así que el ritmo fue de 4:15 y no de 4:10 como saldría en un diez mil. Aún así contento, porque ni aún en el último kilómetro fui en ningún momento a tope, iba dándole caña pero en todo momento cómodo.

Y sin más cogí la bolsa del corredor (braga, yogures y un vale para el periódico donde salen las clasificaciones) y una botella de agua, y seguí corriendo de vuelta a casa. Esos últimos kilómetros se hicieron duros después del esfuerzo y todo cuesta arriba y contra el viento, pero fue un buen entrenamiento de cara al maratón, Sacando de donde no hay, cuando ya quedan pocas fuerzas. No pude evitar acordarme de los acólitos de Jack, y esas Q’s “exprime limón” como dice Isidro. En total fueron 26 km en 2 horas 13. La semana que viene la media “Corazón de Asturias” en Llanera. Veremos que tal se da.